Tener un objetivo en la vida la engrandece y nos hace comprender el sentido de la misma. A nivel empresarial el objetivo marca el rumbo de aquello que queremos conseguir. Una empresa no solo está en este mundo para ganar dinero. Una empresa que quiera perdurar en el tiempo debe tener como meta la rentabilidad continuada a largo plazo, la satisfacción de los empleados, la satisfacción de los accionistas y la satisfacción de los clientes. Si alguno de estos puntos no se cumple, la empresa acabará muriendo.
El trabajo es de todos los que formamos la empresa y no solo de los directivos, a cambio los empleados deben verse recompensados. Todos podemos aportar algo milagroso a nuestra empresa, todos podemos ser el motor diferenciador que la haga imbatible.
